Bob Dylan nunca miente.

Él le dice a las chicas delgadas y anoréxicas por qué no han de estarlo.
Él le dice al violador sucio y podrido que aún queda esperanza.
Pero para nosotros, que no vemos luces en la aurora sino cantos de pájaro cansado, y que en la noche no hay luna,
sólo grillos desolados que no encuentran su razón de ser.
Para nosotros no hay pan ni limosna ni peces, ni mañana, ni propósito ni fin. Para nuestro continuo presente de desolación, donde cada sonrisa se nos hace una navaja, y cada navaja parece demasiado blanda, hay únicamente una continua risa, una carcajada, una burla de nosotros y de todo, y de todos aquellos que alguna vez creyeron que la vida iba en serio, que de verdad tenían un papel muy importante, y que sin duda eran indispensables en sus vidas.
Eso es lo que nos queda, reírnos, carcajearnos en este abundante panorama de desolación.

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