Morriña

Me llamo Marina, tengo 17 años y quiero estudiar filosofía. Así es como empieza mi perfil, el perfil que debo presentar para que me acepten en alguno de los muchísimos colegios mayores de Madrid, pero ya no sé como continuarlo. Tengo que decir qué me gusta, cómo soy, por qué quiero irme a Madrid y por qué quiero estudiar filosofía. Sería tan sencillo como escribir la mierda que ellos quieren escuchar, pero soy incapaz. Lo terminaré haciendo, después de haber tratado de evitarlo por todos los medios posibles.

He acabado segundo de bachillerato, he sobrevivido y aquí estoy. La pregunta es qué está aquí ¿En que me he convertido? Hace 6 años que entré en ese instituto, queda poco de lo que era yo entonces, o de lo que quedaba de mi por aquel entonces, porque ese era un yo bastante derrumbado. Puedo decir que me recompuse, aunque como tras el destrozo sólo queda la chatarra, pues no todo me encajo demasiado bien, y vengo arrastrando una cojera vital desde entonces. Pequeñas recaídas suicidas. Han cambiado mucho las cosas, y he aprendido en estos años muchísimo, demasiado.

No puedo creerme que vaya a cumplir 18 años, que vaya a sacarme el carnet de conducir, que vaya a ir a Madrid, a la universidad. El día que me levante y vea que todo es igual después de cumplir dieciocho será uno de los mejores días de mi vida. Cumplir dieciocho años es como estar al frente de un acantilado, has subido una cuesta muy larga, pero estás más cansado de ella por lo monótona que ha sido que por la distancia, pero , por fin, has llegado arriba. Miras al frente y allí está, la maravillosa bajada sin control que te lleva al paraíso de lo desconocido, de todo aquello que tus padres no conocen, porque ni lo han oído, ni lo han tocado ni lo han sentido. Más allá y listo para emanciparte.

Me muero de ganas por cambiar, por moverme a otro sitio y ver que tal se está por allí. Sé que echaré esto de menos, que echaré muchas cosas de menos. Pero bueno, sólo estarán lejos, o eso espero.

2 comentarios:

  1. Cumplir los dieciocho no cambia nada. Excepto que te permiten la entrada a ciertas discotecas y que por fin puedes emanciparte (eso en el hipotético caso que tengas un sustento económico de cualquier tipo) Aún así, suerte con Madrid, cambiar de aires es lo mejor que existe en el mundo. Yo espero poder hacerlo este año también.

    Un saludo.

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  2. Alguien joven y fresco, que quiere estudiar Filosofía... una mente clara y distinta, qué sorpresa, y ¡encima de mi misma edad! Me ha gustado mucho lo que he ojeado en tu blog; cumplir 18 años... es el inicio de todo, no estoy de acuerdo en que no cambia nada; es más, creo que lo cambia todo. Poder ser libre, o en cierta medida... no tiene precio. Poder estudiar en Madrid... tampoco lo tiene. Disfrútalo mucho.

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