Azul


Qué empresa tan grande para unos hombros tan pequeños
¿Acaso crees que podrás sostener el cielo?
Qué pies tan pequeños para andar por aquí, niña.
¿A dónde crees que vas?
No todos los ríos conducen al mar.
De aquí la playa queda lejos. Tienes los ojos tristes y el cuerpo lleno de heridas.
Dime, niña, qué te han hecho, qué te han dicho para que andes tan pérdida.

- Yo quiero ver siempre el mar, arriba y abajo, no me gusta lo que esconden las cosas bajo este cielo, ni los gritos, ni los ruidos, ni los niños malos, no me gustan las estrellas, ellas siempre quieren tenerme debajo, no me gusta el sol ni las criaturas que acechan bajo su mandato.  Yo quiero ver siempre el mar, más triste que yo, siempre llorándome cuando lo abrazo, siempre dejándome el rastro de su desconsuelo salado. Yo quiero ver siempre el mar, señor. El mundo no me quiere ver más, y yo tampoco quiero verlo a él. Quiero que me dejen de doler los pies, siempre de un sitio para otro, aplastando piedra, aplastando asfalto, siempre oscuros y cortados, quiero arena fina, y sal para las heridas. Yo sólo quiero ver siempre el mar, sólo el mar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario