A Froilán de Borbón

Froilán, está linda la mar,
y el viento
lleva en esencia suciedad;
yo siento en el alma
una rata chillar;
tu abuelo:
Froilán, te voy a contar un cuento.

Este era un rey que tenía
un palacio de comediantes,
una tienda hecha país
y un cadáver de elefante.
Una hija muy tontita,
un yerno tururú,
una afición a las armas,
tan grande,
Froilán,
tan grande, como la tienes tú.

Una tarde, el monarca
no sabía bien que hacer
aburrido como estaba,
cogió su jet y se fue.

A su amante desnombrada
también se la llevó,
la quería como a una reina
pero ya se llevaron el título
de honor.

Don Juan Carlos aburridos
se parecen mucho a ti,
mandar callar, se callan,
no dan la cara. Son así.

Pues se fue el viejo monarca
bajo el cielo y sombre el mar,
a ver si matando elefantes
dejaba de bostezar.

Y en su absurda cacería
la cosa fue a más,
rompiéndose la cadera
directo fue al hospital.

Cuando le dieron el alta
un mea culpa entonó,
Se veía  muy patético
en la pantalla del televisor.

Y rajoy dijo: ¿ Qué te has hecho?
has destrozado tu imagen,
si bien camps no fue culpado por cohecho
tú te salvarás de lo del elefante.

El rey no mentía y así dijo la verdad
Yo fui a Botswana porque no sabía
qué hacer para entretenerme ya.

Rajoy se queja:
" menudo momento escogiste
 para tocar los huevos,
ahora vas a tener que tragar
 el marrón entero"

El pobre piensa:
"No será para tanto,
un poco de tiempo
y ya habrán olvidado"
Entonces hizo su aparición
 el buen señor Mercado:
"No te preocupes Juan Carlos,
sacaré algún provecho de ello
y todo solucionado"

Viste el rey pompas brillantes,
nuestro presidente hace desfilar
multitudes enteras de gendarmes
para que no se diga la verdad.

Todo el mundo está contento,
El rey tiene su elefante,
nosotros menos dinero
y el banco otro rescate.

Mañana dirán de nuevo
que Rajoy ha hecho otro decreto,
y que nosotros, personas,
valemos menos que el dinero.


Froilán, está linda la mar
y el viento
lleva en esencia suciedad:
veneno.

Ya que lejos de mi siempre vas a estar,
guarda, niño, un gentil pensamiento
para aquél que sobrevivió un día
sin siquiera un millón de euros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario