Domingo

Hoy es uno de esos días cojos, en los que falla algo, en los que te falta algo. No sé si sera porque los domingos siempre tienen ese regusto melancólico y triste o porque tengo que pasar pagina. Digo tengo porque no quiero, no tengo ganas, soy muy vaga para cerrar puertas a todo lo que pudo ser, pero bueno, hay veces que no tienes más remedio que hacerlo.

Hoy me he dado cuenta de que el verano ya se fue, y de que se llevo muchas cosas con él, soy más vieja que hace cuatro meses, más madura... o quiero pensarlo.

Hoy es uno de esos días que te ves en el camino parada y ves que tienes la piedra con la que te has tropezado ya veinte veces justo detrás. La miras con melancolía, ya la tienes hasta cariño. Y piensas ¿Por que no otra vez? ya me he acostumbrado hacerlo, pero de lejos oyes la voz de tu conciencia, tu parte aún un poco razonable que te dice : NO.
Pero también es muy comodo y muy facil ignorar esa voz.

Es muy facil ignorar al mundo y encerrarse en uno mismo, pensar que lo que creemos esta bien, y que lo que odiamos es malo; encerrarnos en un pozo en el que solo ves el cielo desde el hueco de la abertura y dices "Este trozo de cielo es precioso", y no te das cuenta de que si salieras del pozo podrías decir "El cielo es precioso", o decir, "me equivocaba, no me gusta el cielo".


Pero hay veces en que no te encuentras con fuerzas de escalar un pozo, ni siquiera de pasar una pagina.

Hoy es uno de esos días en los que faltan fuerzas, en lo que te das cuenta de que faltaron agallas, en los que te encierras en una habitacion a escribir lo que sientes sin ganas de enfrentarte al mundo y mirando al calendario intentas poner una fecha que nunca llega para cerrar todas las puertas, un día para torcer la esquina sin mirar atras.

Y mientras llega mañana me quedo con la cancela entreabierta, sin agallas, viendo como todo se va.